domingo, 11 de enero de 2009

Francois Villon


Siempre pensé en Góngora y Quevedo como los padres de la poesía social y combativa. Si bien los antecedentes podrían remontarse a los versos de Horacio, allá en la Antigua Roma (y mucho más atrás también), es en los trovadores y troveros medioevales, el mester de juglaría, donde la crítica y la burla se ejerce cada vez con más afición e ingenio, y por que no, con más compromiso y conciencia.

Góngora y Quevedo son sin duda dos ejemplos acabados de poetas cultos, que alternaban el verso italiano de la "alta literatura" con la letrilla y la copla y otros "versos menores" del pueblo: La más de las veces, bajo falsos nombres, se animaban a la más despiadada crítica, los temas vanos y hasta vulgares, intercalando incluso (ya sea en estos o en los de "arte mayor") versos anónimos que ya circulaban viejos en en su tiempo. Pero de lo que se trata aquí no es del uno ni del otro sino de un tercero a quien yo sólo conocía por mentas... ya lo nombraba mucho el gran González Tuñón, pero la verdad que cuando lo leí me dajó pasmado. Se trata de un hijo de Paris, nacido en 1431 o 1432, posiblemente llamado Francois de Montcorbiere o Francois des Loges, huerfano de padre, muy pobre, a quien su madre internó en la comunidad religiosa Saint-Benoit-le-Bétorurné. Tomaría más tarde el apellido del director de ese lugar: el Capellán y profesor de Derecho Canónico, Guillaume de Villon.

La vida de Francois Villon (tal el nombre con que conocemos a nuestro poeta) es realmente increíble: más de un seudo nihilista, resentido social, anarco punk, eco terrorista, o delincuente senil o juvenil, tendrían que sentir envidia (sino vergûenza) al ser comparado con nuestro edónico poeta... y es que Francois era bastante Heavy, incluso para vivir en este tiempo.


De la comunidad religiosa me lo mandan a estudiar Bellas Artes y en 1449 obtiene su Licenciatura, más tarde su doctorado en la Sorbona (ojo con el bohemio que títulos no le faltaban). Ya como alumno la empezó a cagar de a poquito ya que en esos años mozuelos protagoniza varios hechos (salvajadas de niño) uno de los cuales merece la intervención de la Policía Municipal, y que tiene como saldo un compañerillo muerto y el cierre de la Universidad por un año.
Fuera ya de las Magnas Aulas (o quizás ya antes) este ya cura, cuenta entre sus amistades a lo peorcito de la sociedad parisina: ladrones, prostitutas, artistas de baja estofa, y hasta se creee que pertenece a una organización (podríamos llamar) mafiosa con sede en la ciudad de Dijón pero con ramificaciones en todo el sur de Francia: la llamada "banda de la Coquille" fue sin duda su sindicato de artista.

Ya veintiañero (en el año 1455) mata a un sacerdote en una pelea callejera. Un año después lo sorprenden cuando robaba 500 coronas en la Capilla del Colegio de Navarra en París, delito este último, por el que es desterrado de París.

En los siguientes cuatro años Villon se dedica a vagar por toda Francia hasta que es arrestado (en 1461) por orden del Obispo de Orleans (ya que parece la había virlado la novia) y encarcelado en la Torre de Meung. Sin embargo (por esas cosas de la vida de poeta) unos meses más tarde se beneficia con un perdón general conque Luis XI beneficia a todos los augustos inquilinos de la torre.

Lo más cómico quizás sea que vuelto a París fue detenido en una pelea callejera de la que solo era expectador y condenado a morir en la horca... nuevamente (con su Diosito aparte) le es conmutada la pena por el destierro (seguramente por ser corresponsal de Dios en la tierra) pero igual se comió un año y un susto tan grande que fue ahí en las mazmorras donde escribió su obra póstuma "Testamentos". Una vez liberado sencillamente desapareció y nunca más nadie supo que fue de su vida... dicen las malas lenguas que se fue a Italia donde se cree que murió cerca de 1463.

Escuchemos algunos de sus versos:


Item, a mi adorada Rosa
ni mi corazón ni mi panza
dejo. A ella más le gustaría
otra cosa, aunque no le falta.
¿Qué? una bolsa grande de seda
llena de escudos, honda y ancha,
más que me cuelguen de una soga
si en ella pongo escudos o lanza
que ya le entran sin mi bastantes...
Esto me tiene sin cuidado,
no me entristecen esas cosas
ya no tengo caliente el pájaro.
Este dejo a los herederos
de aquel Michaut, que era apodado
"Buena Leche", rogad por su alma.
En Saint-Satur está enterrado.
Sin embargo para cumplir
con Amor, antes que con ella
ya que nunca quiso otorgarme
de esperanza ni una moneda,
(no se si ha sido tan rebelde
como otros, y esto me atormenta;
mas yo ¡Santa María! Sólo
burlas obtuve de esa fiera)
le envío esta balada, todos
terminado en erre sus versos.
¿Pero quién levársela debe?
Pues Perrent de la Barre, pienso,
a quien pido que si en su ronda
ve a la senora de mis sueños
que de este modo la salude:
¡Puta de mierda! ¡Al fin te encuentro!

Como habrán escuchado (yo lo escucho) no exageré en lo más mínimo no? Este poema es introductorio de otro que escucharemos a continuación y que muestra (también como este) la agitada vida sexual de nuestro poeta / cura / ladrón /cuchillero. Lo realmente admirable e incomprensible es la tozuda vocación que tenía de hacerlos pregonar por medio de juglares... porque uno puede escribir lo que quiera (y en cualquier tiempo) y tenerlo guardado en un cajón o leérselo a los amigos, pero ya andar pagándole a juglares par que lo canten por los caminos, es en el caso de Villon (y de la especiería de sus versos) al menos temerario (sino queremos llamarlo kamikaze sin avioneta).

Balada a su Dama

traducción de Ruben Abel Reches

Falsa beleidad que me costais tan caro,
Ruda en verdad, hipócrita dulzura,
Amor muy duro de roer, y tan avaro,
Nombraros puedo, muerte es ya segura,
Cobarde flor que pincha con delicia,
Orgullo loco que se afirma ahorcando
Y hojos helados ¿No podrá jsuticia
a un pobre socorrer que están matando?
Mejor que yo buscara hubiese sido
Algún jardín de amor en otro lado,
Rival no hubiera esa mujer tenido;
Tengo que huir ahora y humillado.
¡Auxilio! ¡Auxilio! ¡Que me ayude alguna!
Si hay que morir, he de morir peleando.
Quiera Piedad, que me faltó en la cuna,
aun pobre socorrer que estan matando.
Ya vendrá el día que se encuentre seca,
mustia ajada vuestra flor fragante.
Y aunque mi risa ahí parezca mueca,
mi risa en la vejéz sera triunfante.
Viejo seré, vos fea y con arrugas.
¡Bebed ahora que el arroyo es blando!
Ya se helará, y no pueden las verrugas
aun pobre socorrer, que están matando.
Príncipe del amor, excelso amante,
a quien no quiero andar importunando:
sabed que debe un buen señor, no obstante,
a un pobre socorrer que estan matando.

Es una mezcla rara la poesía de Villon... una poesía de gran artesano: milimétrica y pulida pero que siempre trasgrede más allá de como lo diga... imagínense este poeta y estos versos en tiempos de la Inquisición y la Escolástica.

Siguen los amores, esta vez en una "oda masiva":


Balada de las mujeres de París

Traducción de Rubén Abel Reches


Célebres son por lo dicharacheras

las sicilianas y las venecianas,

Amor las usa como mensajeras

ahora igual que en épocas ancianas.

Mas tomad a lombardas, genovesas

y saboyanas -no habla un aprendiz-,

a romanas o bien a piamontesas:

las de más salero son las de París.

Dicen que tienen las napolitanas

cátedras de garbo y de sutil hablar,

que las alemanas y las prusianas

son grandes maestras en el parlotear;

mas por más que citen a las egipcianas,

a los picos de oro de cualquier país,

a las españolas o a las catalanas:

las de más salero son las de París.

No son muy brillantes ni las bretonas

ni las picardas ni las lorenesas

ni las de Toulouse ni las gasconas

ni las ginebrinas ni las inglesas:

sólo del Petit-Pont dos pescaderas

cerrarles podrían el pico en un tris

(¿nombré ya bastantes glorias extranjeras?):

las de más salero son las de París.

Príncipe: las parleras parisinas

con su donaire adornan la flor de lis.

Por más que se hable de las florentinas

las de más salero son las de París.


Y la parranda también (y hasta consejos para los novatos)


Lección de cordura a los muchachos descarriados

Traducción de Rubén Abel Reches


Perdéis, muchachos, la más bella

rosa que hay en vuestro sombrero;

si marcháis para Montpipeau,

clérigos de veloces dedos,

o a Ruel, cuidad vuestra cabeza:

pues por irse a los lados esos

y creer en apelaciones

la perdió Cayeux el cerrajero.

Que no son el cuerpo y el alma

pequeña apuesta: si perdemos,

de morir cubiertos de infamia

no nos salva Arrepentimiento;

y si ganamos, no es la reina

Dido a quien poseeremos.

Hay que ser miserable o loco

para jugar tales efectos.

Se dice que al barril de vino

hasta el fondo es sabio beberlo,

ya en los bosques cuando es verano,

ya junto al fuego en el invierno.

¡Si tenéis dinero gastádlo,

que no da brotes bajo el suelo!

Bien mal habido no prospera.

¿A quién tenéis por herederos?


Porque el placer en definitiva es cosa seria


Balada de buena doctrina

Traducción de Rubén Abel Reches


Pues ya bulas apócrifas trafiques

o vivas de ir trampeando con los dados

o monedas corrientes falsifiques

como los que terminan escaldados,

delincuente sin dios ni rey, bandido,

así estafes o robes o adulteres

¿en qué termina tu oro mal habido?

todo se va en tabernas y en mujeres.

Rima, zahiere, pulsa un instrumento

como los locos que el disfraz protege,

hazte el payaso, el mago, inventa un cuento

y representa donde se te deje

escarnios, farsas y moralidades,

gana a las cartas: todo lo que adquieres

-escucha atentamente y no te enfades-

todo se va en tabernas y en mujeres.

¿Que ante tales infamias tú reculas?

Entonces ve a labrar campos y prados,

almohaza caballos, asnos, mulas

si no te cuentas entre los letrados

y ganarás bastante. Mas si acaso

de los que el cáñamo trituran eres

¿no es verdad que el producto de tu brazo

todo se va en tabernas y en mujeres?

Calzas, jubones, bragas, capa

y todos los vestidos que tuvieres

llévalos -¡vámos! ¡que la edad se escapa!-

a las tabernas pronto, a las mujeres.


Eata cuarteta me da mucha risa (tiene que ver con su casi muerte en la horca)

Cuarteta

Traducción de Rubén Abel Reches


Yo soy François -¡cuánto me pesa!

de París, cerca de Pontuesa.

Pendiendo de la cuerda de una toesa

sabrá mi cuello lo que mi culo pesa.


Gran poeta nuestro Francois


Balada de las cosas sin importancia

Traducción de Carlos Alvar


Reconozco sin dificultad las moscas en la leche;

reconozco al hombre por el vestido;

reconozco el buen tiempo y el malo;

reconozco la manzana en el manzano;

reconozco el árbol al ver la resina;

conozco cuándo es todo igual;

conozco quién trabaja o descansa;

conozco todo, excepto a mí mismo.

Reconozco el jubón por el cuello;

reconozco al monje por el hábito;

reconozco al señor por el vasallo;

reconozco por el velo a la monja;

reconozco cuándo un tramposo habla en su jerga;

reconozco al loco alimentado de nata;

reconozco el vino por el tonel;

conozco todo, excepto a mí mismo.

Conozco al caballo y a la mula,

conozco su carga y su fardo;

conozco a Beatriz y a Isabelita;

conozco la ficha que se cuenta y suma;

reconozco la visión y el sueño;

conozco el pecado de los bohemios;

conozco el poder de Roma;

conozco todo, excepto a mí mismo.

Príncipe, en definitiva, lo conozco todo;

conozco a los de buen color y a los pálidos;

conozco a la Muerte que todo lo consume,

conozco todo, excepto a mí mismo.


Balada de los proverbios

Traducción de Carlos Alvar


Tanto se rasca la cabra, que se daña;

tanto va el cántaro a la fuente, que se rompe;

tanto se calienta el hierro, que se pone al rojo;

tanto se golpea, que se parte;

tanto vale el hombre, cuanto se le precia,

tanto se aleja, que lo olvidan,

tan malo es, que se le desprecia,

tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.

Tanto habla uno, que se contradice;

tanto vale buena fama como un favor conseguido;

tanto promete uno, que se desdice;

tanto se suplica, que la cosa se adquiere,

tanto es más querida, cuanto es más buscada,

tanto se busca, que se encuentra,

tanto es más frecuente, cuanto menos deseada,

tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.

Tanto se quiere al perro, que se le da de comer;

tanto corre la canción, que la aprenden;

tanto se guarda la fruta, que se pudre;

tanto sé hostiga una plaza, que es conquistada;

tanto se tarda, que fracasa la empresa;

tanto se precipita, que sobreviene un mal;

tanto se aprieta, que cae la presa,

tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.

Tanto se bromea, que ya no se causa risa;

tanto se gasta, que no se tiene camisa;

tanto es uno generoso, que todo se lo gasta;

tanto vale toma, como una cosa prometida;

tanto se ama a Dios, que se sigue a la Iglesia;

tanto se da, que conviene pedir prestado;

tanto se vuelve el viento, que se hace cierzo;

tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.

Príncipe, tanto vive loco, que sana,

tanto va, que al fin vuelve,

tanto se le golpea, que muda de parecer,

tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.


Epístola a sus amigos

Traducción de Rubén Abel Reches


Tened piedad de mí, tened piedad

por lo menos vosotros, mis amigos.

No en fiesta estoy, sino en cautividad,

en esta fosa donde sin testigos

me atormenta Fortuna con grilletes.

Acróbatas, juglares, brincadores,

muchachos y muchachas, mozalbetes

punzantes como abeja entre las flores,

gargueros que hermoseáis toda canción:

¿olvidaréis aquí al pobre Villon?

Cantores que cantáis sin regla alguna,

en cuanto hacéis y en cuanto habláis jocosos,

vagantes que dormís bajo la luna,

si algo aturdidos, siempre espirituosos.

No tardéis más que cerca está su muerte

¡oh, rimadores de rondeles ciento!

¿Puchero le daréis a un cuerpo inerte?

Aquí no entran relámpagos ni viento

y en esta fosa late un corazón.

¿Olvidaréis aquí al pobre Villon?

Venid a ver su lamentable traza,

Nobles a los que el diezmo es exceptuado,

a quienes rey ni emperador emplaza

y sólo dependéis del Dios amado.

Domingo y martes a ayunar lo obligan

y como de un rastrillo son sus dientes.

Después de un duro pan que le desmigan,

vierte en sus tripas aguas malolientes,

siempre soñando con algún capón

¿Olvidaréis aquí el pobre Villon?

Príncipes que he nombrado, muchachitos,

obtened de mí gracias reales

y en cesta alzadme dando alegres gritos,

que los cerdos -y son sólo animales-

adonde gruñe uno va el montón,

¿olvidaréis aquí al pobre Villon?

Bueno, para quienes no lo conocían me he complacido en presentarles a nuestro abuelo francés Francios Villon, poeta maldito, ácido, mujeriego y borracho... con alguna muerte inclusive en su haber por culpa de polleras, que fue realmente un pionero (ahora ya desde la estricta literatura) no sólo de la poesía social, sino también del lenguaje marginal, y de una estética que después tomaran las vanguardias de principios del siglo XX.


Balada final

Traducción de Rubén Abel Reches


Aquí se cierra el testamento

que escribiera el pobre Villon.

Salid camino de su entierro

en cuanto oigáis el carillón

de color bermejo vestidos

porque murió mártir de amor:

esto juró por sus cojones

cuando del mundo se marchó.

De su palabra estoy seguro,

pues como a un bicho lo ahuyentó

llena de odio la que él amaba

y desde aquí hasta el Roussillon

no hay matorral, zarza o maleza

que no tenga -y no miento yo-

tela arrancada de sus bragas,

cuando del mundo se marchó.

Tal su aventura fue; un harapo

vestía cuando se murió.

Peor aún: amor lo pinchaba

y le causaba más dolor

mientras él se estaba muriendo

que la hebilla de un cinturón

-tanta crueldad nos causa asombro-

cuando del mundo se marchó.

Sabed lo que hizo él cuando se iba,

Príncipe bello como azor:

bebió un trago de vino tinto

cuando del mundo se marchó.







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